Los Orígenes y la Parroquia
Los escolapios inician su presencia en Carora en 1951 en el colegio Cristo Rey, que tenía ya unos años de funcionamiento en un local de la zona colonial. Dos años después, se construyó el nuevo colegio una década más tarde, se inauguró el templo el 2 de febrero de 1963, con una bendición solemne. Como la ciudad de Carora, estaba en expansión, la iglesia del colegio fue erigida como parroquia el 4 de mayo de 1968 con el título de “San José de Calasanz” siendo el P: Juan Bautista Perez Altuna el primer párroco, que ya había sido titular de la parroquia San Juan, hoy catedral de la diócesis.
Además de un excelente trabajo en la escuela, en la promoción del deporte y la cultura, los escolapios colaboraron intensamente en el cuidado pastoral de Carora y de sus alrededores contribuyendo a la creación de nuevas comunidades
Al P. Juan le sucedieron otros: el P. Alfonso Olazabal, P. Luis Arzuaga, P. Padre Felix Pascual y P. Oscar García. Actualmente, está el P. Javier Alonso al frente de la parroquia.
Cada uno de los párrocos que ha pasado ha dejado su huella. Destacamos la labor del P. Luis Arsuaga que inició un proyecto de ayuda a las familias más pobres con alimentos, atención médica y becas de estudios con un grupo de fieles de la parroquia. Ese mismo espíritu solidario continúa hoy en otros proyectos de carácter social como son el comedor para los ancianos en indigentes, el banco de medicamentos y el proyecto de atención a los niños de la calle. El P. Alfonso Olazábal es recordado por impulsar el Movimiento Juvenil Calasancio, germen de la actual Fraternidad Escolapia y el trabajo evangelizador con la juventud.
Contexto
Carora es una pequeña ciudad del estado Lara, en el interior del país. Tiene cultivos de caña de azúcar y una importante explotación ganadera. Es conocida en el país por tener viñedos y producir un vino de buena calidad. Sus habitantes tienen una fuerte religiosidad popular que se expresa en devociones a la Virgen de Chiquinquirá y a los santos.
El área pastoral de la parroquia es muy grande. En ellas conviven sectores de clase acomodada con barrios populares y alguno más precario, aunque la crisis económica que asola el país, ha eliminado la clase media por completo. Hay muchos parroquianos que tuvieron que emigrar a otros países en busca de un mejor futuro.
Como en muchos lugares de América, el trabajo pastoral está organizado por sectores, que disponen de una capilla o local donde la comunidad se reúne semanalmente: Chirico, La Lucha, Lajas Azules, Santa Rita y San Vicente. En este último lugar, hay una capilla bajo la advocación de San Pompilio, un centro de capacitación laboral y un albergue juvenil para convivencias.
Grupos
La parroquia está bien organizada y tiene un gran dinamismo pastoral. Tiene los siguientes grupos o movimientos: Legión de María, Cursillistas, Talleres de oración y vida, renovación carismática y la Fraternidad de las Escuelas Pías. En estos últimos años, se está impulsando una iniciación cristiana de adultos desde las opciones del Movimiento Calasanz: las comunidades Emaús. También, es de destacar el trabajo que se hace con niños y jóvenes a través del Movimiento Calasanz cuyo número alcanza los 800 muchachos entre todas las áreas pastorales de la parroquia.
Desafíos
Actualmente, la comunidad está en un proceso de actualización del Proyecto Pastoral aprovechando la oportunidad que nos da el ingreso en la RED ESCOLAPIA. Hay problemas que vivimos a diario que suponen un gran desafío para nuestra acción pastoral:
La escasa formación religiosa de los fieles que los hace vulnerables a la influencia de sectas evangélicas.
El número insuficiente de agentes de pastoral preparados para las necesidades pastorales que hay.
La progresiva secularización de la sociedad y la influencia de las ideologías políticas totalitarias.
La crisis de las relaciones dentro de la familia que impiden compartir la vida y dificultan la transmisión de la fe.
La emigración de buenos agentes de pastoral a otros países nos obliga a siempre “comenzar de nuevo” formando nuevos catequistas.
La pobreza en la que vive un buen sector de la población.
La situación de vulnerabilidad de la infancia y la juventud que no dispone de espacios de calidad para su crecimiento.
Mucha gente vive con problemas y en una gran soledad y necesita de acompañamiento muy cercano.
A estos problemas intentamos responder reforzando nuestros procesos de formación, organizando mejor la pastoral social e buscando todavía qué estrategias podemos seguir para mejorar nuestra atención a las familias.