La diócesis de Burgos acogerá, del 1 al 4 de septiembre, la tercera edición del torneo de fútbol en el que diferentes seminarios de toda España competirán por el título de campeón de la Copa Nacional de Seminarios
Esta iniciativa partió hace dos años de dos seminaristas de Valencia y cuenta con el apoyo de la Subcomisión Episcopal para los Seminarios, que estará presente en este encuentro que combina deporte con otras actividades de carácter espiritual, testimonial y de convivencia.
Tras la edición pionera en Valencia, el año pasado el torneo tuvo lugar en Ciudad Real, donde se hicieron con la Copa los seminarios de Osma-Soria y Burgos, que este año juegan en casa y serán los anfitriones. Junto a ello, están inscriptos, de momento, los seminarios de las diócesis de Zaragoza, Granada, Ciudad Real, Vitoria, Vic; además de los seminarios Redemptoris Mater de Burgos y de Vitoria.
Mucho más que fútbol, Copa Nacional Seminarios
A pesar del carácter deportivo del encuentro, el programa de actividades no se reduce a los distintos partidos que decidirán el seminario campeón de este año, sino que se abre a otras actividades de carácter espiritual, testimonial y de convivencia. Así, cabe destacar, por ejemplo, que el día 2 los seminaristas que participen en el torneo tendrán la oportunidad de encontrarse con la numerosa y juvenil comunidad de religiosas Iesu Communio, en la localidad burgalesa de La Aguilera. Después, visitarán una bodega en Aranda de Duero, cuna de una de las denominaciones de origen más prestigiosas en el mundo de la enología.
Por otra parte, el día 3 será una jornada completa: por la mañana se ha programado una visita a la Cartuja de Miraflores y por la tarde, después de los torneos de fútbol, se celebrará en el seminario una vigilia de oración de carácter vocacional con los jóvenes de la diócesis de Burgos que deseen participar, para finalizar todos juntos con una cena en un ambiente festivo.
León XIV: «el deporte, un medio valioso para la formación humana y cristiana»
Durante estos cuatro días, el deporte se convierte en una forma de convivencia y una ocasión para conocerse seminaristas de distintas diócesis. Porque, como recordaba el papa León XIV hace unos meses en el Jubileo del Deporte, “el valor de la colaboración, la concreción de estar juntos y la experiencia de la derrota que nos recuerda nuestra fragilidad y nos abre a la esperanza, hacen del deporte un medio valioso para la formación humana y cristiana”.
En definitiva, como afirma el Santo Padre “no se trata solo de dar una prestación física, quizá extraordinaria, sino de darse uno mismo, de «jugársela». Se trata de entregarse por los demás -por el propio crecimiento, por los aficionados, por los seres queridos, por los entrenadores, por los colaboradores, por el público, incluso por los adversarios- y, si se es verdaderamente deportista, esto vale independientemente del resultado”. Entrega, en consecuencia, que es la base de una buena formación sacerdotal.
