La Iglesia en América Latina, la región más católica del mundo, alberga a muchos testigos de la fe cuyas historias no se cuentan ampliamente
Cuando pensamos en santos latinoamericanos, nombres como Óscar Romero o Rosa de Lima son los primeros que nos vienen a la mente. Sin embargo, la Iglesia en América Latina, la región más católica del mundo, alberga a muchos más testigos de la fe cuyas historias no son tan conocidas.
He aquí tres santos cuyas vidas, aunque menos conocidas, brillan por su valentía, compasión y santidad
San Pedro Claver (1580-1654) – El «esclavo de los esclavos»
Nacido en Cataluña, Pedro Claver se convirtió en misionero jesuita en Cartagena (Colombia), uno de los principales puertos de la trata transatlántica de esclavos. Allí dedicó todo su ministerio a los miles de africanos esclavizados que llegaban encadenados.
Recibía a los barcos en los muelles, les llevaba medicinas, comida y consuelo, y atendía sus heridas y enfermedades. Claver bautizó a más de 300 mil personas y se le recuerda por su convicción de que todo ser humano es portador de la dignidad de Cristo. Se llamaba a sí mismo «el esclavo de los esclavos para siempre».
Nota de viaje: sus reliquias descansan en la iglesia de San Pedro Claver, en el centro histórico de Cartagena, un lugar de peregrinación que atrae a visitantes de todo el mundo.
Santa Teresa de los Andes (1900-1920) – La joven carmelita chilena
Juanita Fernández Solar, más tarde conocida como Teresa de los Andes, ingresó en el Carmelo con solo 19 años. Aunque su vida fue breve -murió de tifus menos de un año después-, sus cartas y diarios revelan un alma consumida por el amor a Dios. Siendo la primera chilena en ser declarada santa en 1993, demuestra que la santidad no se mide por los años, sino por la profundidad de la devoción. Sobre todo para los jóvenes, Teresa encarna la alegría de entregarlo todo a Dios sin vacilar.
Nota de viaje: su santuario en el Carmelo de Los Andes, al norte de Santiago, se ha convertido en uno de los destinos de peregrinación más visitados de Chile.
San Roque González de Santa Cruz (1576-1628) – Misionero entre los guaraníes
Roque González nació en Asunción (Paraguay) y fue el primer sacerdote paraguayo. Trabajó incansablemente entre los guaraníes, construyendo comunidades cristianas marcadas por el respeto mutuo y la integración cultural. A diferencia de otros misioneros de su época, González promovió el aprendizaje de la lengua guaraní y trató de preservar aspectos de su cultura. Sus esfuerzos por defender a los indígenas de la explotación le enfrentaron a los colonos. En 1628 fue martirizado junto a sus compañeros jesuitas Alfonso Rodríguez y Juan del Castillo.