León XIV abre el proyecto que se extiende sobre 55 hectáreas de terreno, antes parte de las Villas Pontificias. “Somos criaturas entre las criaturas, y no creadores”, afirma en la homilía del Rito de Bendición, exhortando a transformar la naturaleza en un lugar de “cercanía”, que “no puede no hablarnos de Dios”
“Criaturas entre las criaturas”, y no “creadores”. La flora y la fauna, “las aves del cielo”, los “lirios del campo”, son “síntesis de extraordinaria belleza”. Su cuidado es una “vocación” común a todo ser humano, capaz de transformar la naturaleza en un lugar de “cercanía”, que “no puede no hablarnos de Dios”. Estos son los horizontes que el Papa León XIV contempla para el Borgo Laudato si’, inaugurado este viernes 5 de septiembre en las 55 hectáreas de terreno que en otro tiempo formaron parte de las Villas Pontificias de Castel Gandolfo. El Borgo une dos almas: el Centro de alta formación Laudato si’, instituido por dos quirógrafos del Papa Francisco y corazón educativo del proyecto, y un sistema agrícola basado en los principios de la ecología integral.
La visita al Borgo
Durante la Liturgia de la Palabra con el Rito de Bendición, después de la proclamación de un pasaje del Evangelio según san Mateo y el Responsorio, el Papa tomó la palabra para pronunciar la homilía, inspirándose precisamente en el texto evangélico. Se detuvo en la enseñanza de Jesús a los discípulos, cuando los invita a mirar “las aves del cielo” y a observar “cómo crecen los lirios del campo”. El Pontífice recordó cómo flora y fauna son a menudo protagonistas de las parábolas evangélicas, pero en este caso la invitación sirve “para comprender el diseño original del Creador”.
“Todo ha sido sabiamente ordenado, desde el principio, para que todas las criaturas concurran a la realización del Reino de Dios. Cada criatura tiene un papel importante y específico en su proyecto, y cada una es ‘cosa buena’, como subraya el Libro del Génesis”.
Privilegios y responsabilidades
La referencia a aves y lirios no es casual. “‘¿No valéis acaso más que ellas?’” es la primera pregunta que Jesús dirige a los suyos. “‘Si Dios viste así la hierba del campo… ¿no hará mucho más por vosotros?’”, la segunda.
Casi retomando implícitamente el relato del Génesis, Jesús subraya el lugar especial reservado, en el acto creador, al ser humano: la criatura más hermosa, hecha a imagen y semejanza de Dios. Pero a tal privilegio se asocia una gran responsabilidad: la de custodiar a todas las demás criaturas, en el respeto del diseño del Creador.
“Criaturas entre las criaturas”
El cuidado de la creación se convierte así en una “verdadera y propia vocación”, común a cada uno, que debe vivirse “dentro de la creación misma”, sin olvidar que “somos criaturas entre las criaturas y no creadores”. A este propósito, León XIV recordó las palabras de su predecesor, Francisco, contenidas en la encíclica Laudato si’ sobre el cuidado de la Casa Común: “recuperar la serena armonía con la creación”, reflejándola en los propios estilos de vida e ideales, “para contemplar al Creador, que vive entre nosotros y en lo que nos rodea”.
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La vocación de la Iglesia
No solo Laudato si’, sino también la exhortación apostólica Laudate Deum guían la reflexión del Papa, que ha colocado la inauguración del Borgo Laudato si’ entre las iniciativas de la Iglesia destinadas a realizar su “vocación de ser custodios de la obra de Dios”. Una tarea tan “exigente” como “bella, fascinante”, que constituye “un aspecto primario de la experiencia cristiana”.
Una “semilla”, herencia de Papa Francisco
El Pontífice definió el Borgo como un «legado» del Papa Francisco, “una semilla que puede dar frutos de justicia y de paz”, retomando un pasaje de su Mensaje para la X Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación. Una semilla que germinará “permaneciendo fiel a su mandato, es decir, ‘ser un modelo tangible de pensamiento, de estructura y de acción’ que favorezca ‘la conversión ecológica a través de la educación y la catequesis’”.
Lugar de cercanía y convivencia
León XIV concluyó destacando cómo las maravillas del Borgo son “síntesis de extraordinaria belleza” que entrelazan “espiritualidad, naturaleza, historia, arte, trabajo y tecnología”.
“Esta es, en definitiva, la idea del Borgo: un lugar de cercanía y de convivencia. Y todo esto no puede no hablarnos de Dios”.
El saludo del cardenal Baggio
El Rito de Bendición fue introducido por el cardenal Fabio Baggio, C.S., subsecretario del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral y director general del Centro de Alta Formación Laudato si’. El purpurado subrayó la naturaleza profética del Borgo, “en una época marcada por crisis ambientales, conflictos y desigualdades”, señalándolo como símbolo de un futuro “diferente”, basado “en el cuidado de la creación y de toda la familia humana”. Definió la inauguración como un “mensaje de esperanza”, recordando cómo la conversión ecológica es posible y nace del encuentro entre fe, responsabilidad y esperanza. Invitó después a rezar por quienes animan la vida del Borgo y por los visitantes, para que puedan alabar y bendecir al Señor con humildad y gratitud.
La oración con la creación
El rito prosiguió con la recitación de la Oración cristiana con la creación, tomada de la Laudato si’.
León XIV pronunció luego la oración de bendición, confiando a Dios “la alegría de inaugurar un lugar en el que somos formados para custodiar la obra de tu creación confiada a nosotros”, pidiendo que “la admiración por la belleza de tus criaturas nos lleve a contemplar la grandeza de tu amor, para saber vivirlo entre nosotros en cada una de nuestras relaciones”. Tras la antífona mariana, el rito concluyó con la actuación de Andrea Bocelli y de su hijo Matteo, unidos en oración con el canto Dolce Sentire.