Cada 6 de septiembre, la Iglesia Católica conmemora a los santos Cleto (Leto) y Donaciano, obispos y mártires del siglo V, quienes destacaron por su valentía en la defensa de la fe cristiana en un período de decadencia del Imperio Romano y persecuciones por parte de los vándalos
En el siglo V, los vándalos, un pueblo germánico originario de Europa Central, invadieron el norte de África, incluyendo Cartago, y saquearon Roma en uno de los episodios más devastadores de su historia. Bajo el reinado del rey vándalo Hunerico (ca. 430-484), quien profesaba el arrianismo, los cristianos católicos eran considerados herejes y enfrentaron una feroz persecución. En 483, el obispo Eugenio y otros clérigos de Cartago fueron desterrados. Un año después, en 484, Hunerico intensificó su campaña contra los católicos, clausurando iglesias, confiscando sus bienes y entregándolos a las turbas.
San Donaciano
Donaciano, obispo de la provincia de Birsa en África, junto con otros cuatro obispos (Presidio, Mansueto, Germán y Fúsculo), lideró una protesta pacífica contra las injusticias sufridas por los católicos en la capital cartaginesa. Enfurecido, Hunerico ordenó reprimir la manifestación. Donaciano y sus compañeros fueron brutalmente golpeados y abandonados en el desierto, donde murieron de hambre y sed.
San Cleto
Cleto, obispo de Leptis Minor, era conocido por su sabiduría y su firme oposición al arrianismo. Su postura le valió la enemistad de Hunerico, quien lo encarceló en un calabozo durante dos meses antes de ordenar que fuera quemado vivo.
Legado
Los santos Cleto y Donaciano son recordados como ejemplos de valentía y fidelidad a Cristo, sacrificando sus vidas en defensa de la fe en tiempos de gran adversidad. Su testimonio resuena como un símbolo de resistencia frente a la persecución religiosa.