La Plaza de San Pedro, corazón del Vaticano, se transformó este sábado en un escenario sin precedentes que combinó arte, tecnología y espiritualidad en un espectáculo que quedará grabado en la memoria de quienes lo presenciaron
El macroconcierto Grace for the World, organizado para clausurar el World Meeting on Human Fraternity, no solo marcó un hito en la historia reciente del Vaticano, sino que también proyectó un mensaje universal de fraternidad, paz y esperanza en un mundo marcado por conflictos y desafíos globales.
Un espectáculo de luz y fe en el cielo de Roma
Desde las primeras horas de la tarde, decenas de miles de personas, llegadas de todas partes del mundo, se congregaron en la icónica Via della Conciliazione y la Plaza de San Pedro, expectantes por presenciar un evento que prometía ser único. A medida que caía la noche, el cielo sobre la Basílica de San Pedro se convirtió en un lienzo celestial, iluminado por más de 3.000 drones perfectamente sincronizados que dieron vida a imágenes de profundo simbolismo.
El espectáculo comenzó con un momento de impacto visual y emocional: la silueta del Papa Francisco apareció proyectada en la fachada de la Basílica, enmarcando la majestuosa cúpula de Miguel Ángel y la columnata de Bernini. La multitud, que había aguardado en un ambiente festivo, guardó un silencio reverente, roto solo por un estruendo de aplausos cuando la imagen se completó. Este instante marcó el tono de la velada, fusionando la modernidad de la tecnología con la espiritualidad del lugar.
Acompañando esta proyección, las voces del tenor italiano Andrea Bocelli y el cantante estadounidense Teddy Swims se unieron en una interpretación conmovedora de Amazing Grace. El zumbido casi imperceptible de los drones se mezcló con las notas de la melodía, creando una atmósfera mística que envolvió a los presentes. La tecnología, lejos de ser un mero adorno, se convirtió en un vehículo para transmitir un mensaje de unidad y trascendencia.
Un lienzo celestial: arte y simbolismo en el cielo
El espectáculo de drones continuó desplegando imágenes que resonaron profundamente con los valores del evento. Las manos de La Creación de Adán, el icónico fresco de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina, cobraron vida en el cielo romano, simbolizando la conexión entre lo divino y lo humano. Le siguió una paloma de la paz, de proporciones monumentales, que pareció flotar sobre la multitud, evocando un mensaje de esperanza en tiempos de división. El clímax llegó con la proyección de La Piedad, la célebre escultura de mármol de Miguel Ángel, que se conserva en la Basílica de San Pedro. La imagen, proyectada con un nivel de detalle asombroso, provocó suspiros y ovaciones entre los asistentes, quienes levantaron sus teléfonos para capturar un momento que combinaba arte clásico con innovación tecnológica.
Otro momento destacado fue la aparición del icono de la Salus Populi Romani, venerado en la Basílica de Santa María la Mayor y profundamente querido por el Papa emérito Francisco. Esta imagen, que representa a la Virgen María como protectora del pueblo romano, reforzó el mensaje de fraternidad y cuidado universal que impregnó todo el evento.
Un concierto histórico en la Plaza de San Pedro
Por primera vez en la historia, la Plaza de San Pedro se transformó en un estadio al aire libre para acoger un concierto de esta magnitud. El evento, transmitido en directo por el canal del Vaticano, Disney+, Hulu y ABC News, combinó música, luces y mensajes de paz durante dos horas que mantuvieron al público en un estado de asombro y contemplación.
Andrea Bocelli, católico practicante y uno de los tenores más reconocidos del mundo, fue el alma del espectáculo. Su interpretación del Ave María de Schubert al inicio del concierto convirtió la plaza en un templo de silencio y emoción, preparando el escenario para una noche inolvidable. Más tarde, su colaboración con la cantante colombiana Karol G en Vivo per lei fue uno de los momentos más celebrados. Karol G, quien interpretó también Mientras me curo el cora en un tono cercano al góspel, fue recibida con banderas y cánticos por sus seguidores, que abarrotaban las primeras filas. Vestida con sobriedad y elegancia, la artista demostró que su música podía adaptarse al contexto espiritual del Vaticano, ganándose el cariño del público.
Otros artistas internacionales se sumaron a la velada, representando diversos géneros musicales que reflejaron la universalidad del mensaje del evento. Desde baladas clásicas hasta ritmos contemporáneos, la música sirvió como puente entre culturas, generaciones y creencias.
Un mensaje de fraternidad universal
El concierto Grace for the World fue mucho más que un espectáculo visual y musical; fue el cierre de la tercera edición del World Meeting on Human Fraternity, un encuentro que reunió durante dos días a 500 personalidades, incluyendo premios Nobel, académicos, activistas, gestores culturales y expertos en inteligencia artificial y medio ambiente. Las 15 mesas de diálogo abordaron temas cruciales como la paz, la sostenibilidad, el impacto de la tecnología en la sociedad y el futuro de la humanidad.
Entre los momentos más emotivos del concierto estuvieron las intervenciones de figuras como Kailash Satyarthi, premio Nobel de la Paz y defensor de los derechos de los niños; Graça Machel, viuda de Nelson Mandela y voz destacada por la justicia social en África; y Nadia Murad, sobreviviente del genocidio yazidí y activista contra la violencia sexual en conflictos armados. Sus discursos, cargados de pasión y urgencia, instaron a la audiencia a trabajar por la paz en un mundo fracturado por guerras y desigualdades.
El Cardenal Mauro Gambetti, arcipreste de la Basílica de San Pedro y presidente de la Fundación Fratelli Tutti, resumió el espíritu del evento con unas palabras que resonaron en la plaza: “En medio de sombras, vemos la posibilidad de un renacimiento: la capacidad de resistir, de innovar, de crear puentes”. Su mensaje subrayó la importancia de la fraternidad como respuesta a los desafíos globales, desde el cambio climático hasta los conflictos bélicos.
Un contexto especial: el cumpleaños del Papa León XIV, este Domingo ha cumplido 70 años
Aunque el Papa León XIV no estuvo presente en el evento, su espíritu impregnó la velada. Los organizadores destacaron su apoyo al World Meeting on Human Fraternity y recordaron que el domingo 14 de septiembre celebraría su 70º cumpleaños. La proyección de la imagen del Papa emérito Francisco en los drones fue un guiño a su legado, especialmente su devoción por la Salus Populi Romani y su énfasis en la fraternidad humana, temas centrales del evento.
Un evento para la historia
El concierto Grace for the World no solo fue un hito por su escala y su innovadora puesta en escena, sino también por su capacidad para unir a personas de diferentes orígenes en un espacio tan emblemático como la Plaza de San Pedro. La combinación de tecnología de vanguardia, arte renacentista y música universal creó una experiencia que trascendió lo meramente estético para convertirse en un llamado a la acción: construir un mundo más justo, solidario y esperanzado.
A medida que los drones se desvanecían en el cielo y las últimas notas resonaban en la plaza, los asistentes se retiraron con una sensación de asombro y renovación. El Vaticano, una vez más, demostró su capacidad para adaptarse a los tiempos modernos sin perder su esencia espiritual, dejando un mensaje claro: la fraternidad humana es posible, incluso en los momentos más oscuros.