Solidaridad del Obispo y Diócesis de Ourense por los afectados
Mis queridos diocesanos y amigos todos:
Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro
tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas,
tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón.
Como Iglesia, no podemos ni queremos permanecer indiferentes ante las tragedias que
sufren los pueblos de toda nuestra geografía diocesana. En las últimas semanas –y, en
especial, en estos últimos días– también la provincia de Ourense se ha visto afectada por
una ola de incendios que afectaron, principalmente, a los concellos de Maceda, Verín, Monterrrei, Vilardevós, Oímbra y, ayer mismo, al de Ourense, lugares que unen a tantos otros que siguen activos y sin control.
Hay familias que han perdido sus casas, sus coches, sus cosechas, sus animales y gran
parte del resto de sus bienes. ¡Queremos solidarizarnos con ellos y mostrarles nuestra
disposición a ayudarles! Hay heridos muy graves, como los tres brigadistas afectados por el incendio de Oímbra. ¡Rezamos por su pronta recuperación! Hay personas desalojadas de sus casas, hubo que trasladar los ancianos de la Residencia San Martiño de A Mezquita y, ahora me entero, que también hay que desplazar a los residentes de Chandrexa de Queixa, mientras sigue ardiendo gran parte de la comarca de Verín y siguen evacuando pueblos.
Pedimos al Señor por aquellas personas que en estos momentos luchan sin descanso por
extinguir el fuego que amenaza sus casas y sus vidas. ¡Estamos con vosotros!
Nos sentimos impotentes ante esta realidad tan dolorosa que destruye tanta vida y
ennegrece la hermosura siempre verde de nuestra tierra. Suplico a todos los diocesanos
intensificar su oración por el fin de esta plaga de incendios –¡tantas veces provocados!–
.
Extrememos la precaución para evitar estas catástrofes. Ruego a los hombres y mujeres que se ocupan de la noble tarea de la vida pública que superen sus particularismos unan sus fuerzas para evitar que esto vuelva a suceder. Repruebo con todas mis fuerzas las acciones que provocan voluntariamente estos desastres. Provocar incendios es un atentado contra la creación, un crimen contra la humanidad y un pecado gravísimo contra Dios y contra los hombres. Unidos, luchemos con las armas materiales y espirituales en el cuidado de la casa común y de la misma vida humana.
Para ello pido a todos los sacerdotes que en todas las Eucaristías que se celebren en este
fin de semana festivo (15, 16 y 17 de agosto), por intercesión de la Virgen y de san Roque,
pidamos a Dios Padre y Creador que desaparezca la plaga de los incendios; recemos por las personas que están heridas o han perdido sus bienes y por todos los que sufren a causa del fuego. Añádanse estas súplicas en la oración de los fieles y, siempre que la normativa litúrgica lo permita en los próximos días, puede celebrarse el formulario de Misa “En cualquier necesidad” (numero 48 de las Misas por diversas necesidades) aplicándola en especial por esta intención.
Con todo mi afecto de padre y pastor de estas tierras y de sus gentes rezo por todos vosotros y me hago presente de corazón en cada persona que en estos momentos lucha, sufre y llora a causa de los incendios en cada rincón de nuestra Diócesis de Ourense y en el resto de España.