En el edificio inaugurado en Ghala, en la parroquia del Espíritu Santo, habrá iniciativas de formación cristiana, cursos de catecismo y será una residencia para sacerdotes
El Vicario Apostólico de Arabia Meridional, monseñor Paolo Martinelli, franciscano capuchino: «Será un faro de formación en la fe y un don espiritual para las generaciones futuras».
La inauguración en los últimos días del nuevo centro pastoral de la parroquia del Espíritu Santo en Ghala, Omán, fue «un acontecimiento histórico» que marcará «el inicio de un nuevo capítulo«. El Vicario Apostólico de Arabia Meridional, el franciscano capuchino monseñor Paolo Martinelli, describió así el nuevo edificio que, según informa Fides, «está destinado a servir como centro pastoral para iniciativas de formación cristiana, cursos de catecismo y residencia para sacerdotes, dando vida a un sueño largamente esperado por los fieles de Ghala y de todo el Vicariato«. El objetivo de la estructura – cuya primera piedra fue colocada en julio de 2024, un año después de que naciera la idea misma – explicó Martinelli, es «formar cristianos que afronten la vida cotidiana guiados por su fe«, teniendo siempre presente que «la formación cristiana no consiste sólo en la transmisión de normas y obligaciones, sino sobre todo en la comunicación de la vida nueva que nos trae Jesús«.
El Vicario Apostólico, en la Misa de acción de gracias, «animó a los fieles a considerar el nuevo edificio como un faro de formación en la fe y un don espiritual para las generaciones futuras«, instándolos a «ser hombres y mujeres de paz y constructores de puentes, promoviendo el respeto y ayudando a construir un mundo más humano y fraterno«. El Obispo invitó luego a “crecer en la fe” gracias al nuevo centro pastoral, para que la fe “pueda modelar” vidas y nos permita “convertirnos en testigos del Evangelio” a través de nuestro estilo de vida.
Amistad y armonía
La nueva estructura fue bendecida por el Nuncio Apostólico en Omán, el arzobispo Nicholas Thevenin, en presencia de las autoridades religiosas y políticas del país, a quienes monseñor Martinelli dirigió su agradecimiento por su apoyo. El edificio, concluyó el Prelado, pretende ser “un monumento a la amistad y la armonía que existe entre la Iglesia católica y el pueblo pacífico y amoroso del Sultanato de Omán”.