La Iglesia con la celebración de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado quiere acordarse de esta realidad tan palpable en nuestra sociedad y que con motivo del Jubileo el papa León XIV recuerda que ellos también traen un mensaje de esperanza
“En un mundo oscurecido por guerras e injusticias, incluso allí donde todo parece perdido, los migrantes y refugiados se erigen como mensajeros de esperanza”.
En los últimos meses la realidad de la migración y bate político y social no solo de España, sino de los países occidentales. Una realidad a la que la Iglesia no es ajena y que con la celebración de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado quiere poner de manifiesto su cercanía y ayuda a las personas migrantes y refugiados. En este sentido el papa León XIV en el mensaje con motivo de esta Jornada recuerda que “el contexto mundial actual está tristemente marcado por guerras, violencia, injusticias y fenómenos meteorológicos extremos, que obligan a millones de personas a abandonar su tierra natal en busca de refugio en otros lugares”.
En sus palabras el Santo Padre quiere con motivo del Jubileo, y en consonancia con el lema de este años, ‘Migrantes, misioneros de esperanza’. destacar la virtud de la esperanza: “En un mundo oscurecido por guerras e injusticias, incluso allí donde todo parece perdido, los migrantes y refugiados se erigen como mensajeros de esperanza. Su valentía y tenacidad son un testimonio heroico de una fe que ve más allá de lo que nuestros ojos pueden ver y que les da la fuerza para desafiar la muerte en las diferentes rutas migratorias contemporáneas”.
Por otra parte también destaca su labor evangelizadora: “los migrantes y refugiados católicos pueden convertirse hoy en misioneros de esperanza en los países que los acogen, llevando adelante nuevos caminos de fe allí donde el mensaje de Jesucristo aún no ha llegado o iniciando diálogos interreligiosos basados en la vida cotidiana y la búsqueda de valores comunes”. También añade “on su entusiasmo espiritual y su dinamismo, pueden contribuir a revitalizar comunidades eclesiales rígidas y cansadas, en las que avanza amenazadoramente el desierto espiritual. Su presencia debe ser reconocida y apreciada como una verdadera bendición divina, una oportunidad para abrirse a la gracia de Dios, que da nueva energía y esperanza a su Iglesia”.
Asimismo, León XIV destaca que “las comunidades que los acogen también pueden ser un testimonio vivo de esperanza, entendida como promesa de un presente y un futuro en el que se reconozca la dignidad de todos como hijos de Dios”.
Mensaje de los Obispos
Los obispos de la subcomisión Episcopal para las Migraciones y Movilidad Humana de la Conferencia Episcopal Española (CEE) invitan con motivo de esta Jornada a poner de relieve que las personas migrantes son portadoras de esperanza en un doble sentido para las comunidades que los acogen. En primer lugar, explican, “son un ejemplo porque vienen con la esperanza de conseguir la felicidad y el bienestar más allá de sus propios confines, que los lleva a confiarse totalmente en Dios. Los migrantes nos muestran y enseñan el coraje de la vida desde la certeza de que Dios los acompaña en sus tribulaciones y duelo para alcanzar un futuro mejor”. Por otra parte, “los migrantes y refugiados son portadores de esperanza también porque están revitalizando con su juventud, sus valores, su trabajo, sus vidas, sus familias, su fe, sus ideales, la realidad social y eclesial de nuestro país”.
Los obispos concluyen agradeciendo “los esfuerzos que desde laIglesia y la sociedad se están haciendo para crecer como comunidades acogedoras”. “Son muchas las iniciativas pequeñas y silenciosas que, desde el reconocimiento de la dignidad de la persona, se están desarrollando: : los Corredores de Hospitalidad, el Proyecto Hospitalidad Atlántica, la Mesa del Mundo Rural, las experiencias de acogida de congregaciones religiosas, parroquias y otras entidades tanto en la vida social y eclesial”, añaden.
Celebración en Valencia de la Jornada
En la diócesis de Valencia esta Jornada se celebrará con una eucaristía el domingo 5 de octubre a las 19 h en la Iglesia de Santa Catalina organizada por la delegación diocesana de Migrantes y presidida por el obispo emérito de Valencia Mons. Javier