La icónica escultura del Cristo del Abismo, ubicada a 17 metros de profundidad en la bahía de San Fruttuoso, en la costa de Liguria, al norte de Italia, ha sido sometida a su limpieza anual con motivo de su 70 aniversario
Esta espectacular estatua de bronce, una de las imágenes submarinas más reconocibles del mundo, no solo es un punto de referencia para los amantes del submarinismo, sino también un símbolo de homenaje a las vidas perdidas en el mar. La operación de limpieza, realizada por un equipo especializado de buzos, destaca tanto por su importancia cultural como por su compromiso con la preservación de esta obra maestra en un entorno marino único.
Una magnifica obra de arte bajo el agua, cuidado y limpieza
Creada por el escultor italiano Guido Galletti en 1954, la estatua del Cristo del Abismo mide 2,5 metros de altura y pesa aproximadamente 250 kilogramos. Representa a Cristo con los brazos abiertos, en una pose que evoca la del Cristo Redentor de Río de Janeiro, pero con una particularidad única: su mirada está dirigida hacia la superficie del mar, como si ofreciera consuelo y protección a los navegantes y buceadores. Esta obra, colocada en el fondo marino de la bahía de San Fruttuoso, cerca de Portofino, se ha convertido en un destino emblemático para los submarinistas de todo el mundo, atrayendo a miles de visitantes que buscan experimentar la magia de esta figura en su entorno acuático.
La escultura no solo tiene un valor artístico, sino también espiritual y simbólico. Fue concebida como un homenaje a las personas que han perdido la vida en el mar, particularmente en honor a Dario Gonzatti, un buzo italiano fallecido en 1947, cuya muerte inspiró la creación de la obra. Desde su instalación, el Cristo del Abismo ha sido un faro de esperanza y un recordatorio de la conexión entre la humanidad y el océano.
La limpieza: un esfuerzo conjunto para preservar un legado
La limpieza de la estatua, realizada en agosto de 2025 para conmemorar su 70 aniversario, fue llevada a cabo por un equipo multidisciplinario de buzos pertenecientes a la Guardia de Finanza, los Carabineros, la Guardia Costera, la Marina Militar, la Policía Nacional y los Bomberos. Este esfuerzo colectivo, coordinado por Alessandra Cabella, de la Superintendencia de Arqueología, Bellas Artes y Paisaje de Liguria, refleja el compromiso de las autoridades italianas con la preservación de este patrimonio cultural.
El proceso de limpieza se realizó utilizando hidrolavadoras de alta presión, diseñadas para eliminar los organismos marinos que se adhieren al bronce, como algas, moluscos y otros bioincrustantes. Aunque estas incrustaciones son parte del encanto natural de la estatua, también representan un riesgo para su conservación a largo plazo, ya que pueden acelerar el deterioro del material. Cabella explicó que, en el pasado, las limpiezas se realizaban de manera menos cuidadosa, utilizando cepillos metálicos que dañaron la superficie del bronce, dejando microsurcos que facilitaron el crecimiento de más organismos marinos. Este daño llevó a una restauración completa en 2004, cuando la estatua fue retirada del agua, tratada en tierra y devuelta a su lugar en el fondo del mar.
La limpieza actual, sin embargo, se llevó a cabo con un enfoque más sostenible, utilizando técnicas que minimizan el impacto ambiental. Según Cabella, la operación tiene “cero impacto en el medio ambiente”, lo que es crucial en un ecosistema tan delicado como el de la bahía de San Fruttuoso, parte del Área Marina Protegida de Portofino. Durante la limpieza, los buzos también observaron la presencia de peces y vida marina que se acercan curiosos a la estatua, lo que añade un toque de magia a la intervención.
Un símbolo de resiliencia y conexión con la naturaleza
El Cristo del Abismo no es solo una obra de arte, sino un punto de encuentro entre la espiritualidad, la historia y la naturaleza. Su ubicación en el fondo del mar, rodeada de corales, peces y corrientes marinas, la convierte en una pieza única que combina la creatividad humana con la majestuosidad del océano. La estatua, que ha resistido siete décadas bajo el agua, sigue siendo un testimonio de la habilidad del escultor Galletti y de la dedicación de quienes trabajan para preservarla.
Además de su significado simbólico, la escultura tiene un impacto cultural y turístico significativo. La bahía de San Fruttuoso, accesible solo por mar o a través de senderos en el Parque Natural de Portofino, es un destino popular para los amantes del submarinismo y los visitantes que buscan una experiencia única. La imagen del Cristo del Abismo aparece frecuentemente en redes sociales, donde los buzos comparten fotos y videos de sus inmersiones, contribuyendo a su estatus como una de las esculturas submarinas más fotografiadas del mundo.
Ampliando el contexto: el legado del Cristo del Abismo
El Cristo del Abismo no es una obra aislada. Su éxito inspiró la creación de réplicas en otros lugares del mundo, como en Key Largo, Florida (Estados Unidos) y en Granada, en el Caribe. Sin embargo, la estatua original en San Fruttuoso sigue siendo la más emblemática, tanto por su antigüedad como por su ubicación en una de las costas más bellas del Mediterráneo. La obra también ha influido en la creación de otras esculturas submarinas, consolidando un género artístico que combina el arte con la exploración del medio ambiente marino.
La limpieza de 2025 no solo celebra los 70 años de la estatua, sino que también pone de relieve los desafíos de conservar arte en un entorno tan exigente como el mar. Los avances en técnicas de limpieza y restauración han permitido que el Cristo del Abismo mantenga su esplendor, a pesar de las condiciones adversas del agua salada y la proliferación de organismos marinos. Este esfuerzo refleja una tendencia más amplia en la conservación del patrimonio cultural, donde la tecnología y la sostenibilidad se combinan para proteger obras de arte en contextos únicos.
Un futuro brillante para el Cristo del Abismo
La limpieza anual del Cristo del Abismo no solo asegura su preservación, sino que también renueva su relevancia como símbolo de fe, resiliencia y conexión con el mar. Mientras los buzos trabajan para mantener el bronce libre de incrustaciones, la estatua sigue atrayendo a visitantes de todo el mundo, quienes se sumergen en las aguas de Liguria para rendir homenaje a su mensaje de esperanza. En su 70 aniversario, el Cristo del Abismo permanece como un faro submarino, recordándonos la fragilidad y la belleza de la vida, tanto en la superficie como en las profundidades del océano.