En una vibrante conferencia de prensa, líderes de la Iglesia amazónica y sus aliados alzaron la voz por la educación, la defensa de los pueblos indígenas, la protección de la Amazonía y la preparación para la COP30 y unir fuerzas
El mensaje fue claro: caminar juntos, como una Iglesia sinodal, es la clave para enfrentar las amenazas ambientales, sociales y culturales que acechan a la región, sin apagar la esperanza que los pueblos amazónicos ofrecen al mundo.
Educación que empodera, defensa que resiste
Monseñor David Martínez de Aguirre, vicario apostólico de Puerto Maldonado (Perú) y vicepresidente de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (Ceama), abrió el encuentro destacando la Red de Educación Intercultural Bilingüe Amazónica (REIBA). Este proyecto, surgido tras el Sínodo de la Amazonía de 2019, busca cerrar la brecha educativa entre los pueblos originarios y las sociedades nacionales. Presente en diez jurisdicciones amazónicas, REIBA impulsa una educación que respeta las raíces culturales y equipa a las comunidades para dialogar en un mundo globalizado, gracias al trabajo de voluntarios locales e internacionales.
Pero no todo es celebración. Monseñor Martínez lamentó las crecientes amenazas contra los defensores de la Amazonía, recordando el reciente asesinato de Hipólito Quispehuamán Conde en Puerto Maldonado. “La Iglesia llora con ellos y escucha el grito de la tierra”, afirmó, reafirmando el compromiso eclesial con quienes arriesgan todo por proteger ríos, bosques y la biodiversidad.
Repam: una red que trasciende fronteras
Desde Ecuador, monseñor Rafael Cob, presidente de la Red Eclesial Panamazónica (Repam), celebró los 11 años de esta iniciativa nacida en Brasil en 2014. La Repam ha unido fuerzas para defender la vida y la biodiversidad, llevando la voz de la Amazonía a foros globales como la ONU y la OEA. “Cuando soñamos juntos, los sueños se hacen realidad”, dijo con entusiasmo, destacando el impacto del Sínodo Amazónico y las escuelas de derechos humanos que promueve la red. Estas iniciativas combaten la deforestación, la minería y los efectos del cambio climático, que golpean duramente a los pueblos amazónicos.
Ceama: una Iglesia profética y cercana
La hermana Laura Vicuña Pereira, vicepresidenta de la Ceama, explicó cómo este organismo, también fruto del Sínodo de 2019, se ha convertido en un pilar para la misión pastoral en la Amazonía. La Ceama apuesta por una Iglesia sinodal, que escucha las voces de las comunidades, las mujeres y los laicos, y que incultura la fe en la rica diversidad amazónica. Inspirada en las primeras comunidades cristianas, el Concilio Vaticano II y el Sínodo, la Ceama trabaja para derribar las barreras que impiden una vida plena. “Nuestra misión es servir y vivir en este territorio”, afirmó la hermana, llamando a construir una Iglesia comprometida con la ecología integral.
Rumbo a la COP30: la Amazonía en el centro
Monseñor Júlio Endi Akamine, arzobispo de Belém do Pará, puso la mirada en la COP30, que se celebrará en noviembre de 2025 en esta ciudad brasileña, puerta de entrada a la Amazonía. Durante dos semanas, representantes de 93 países abordarán el cambio climático, con una primera fase técnica y otra con jefes de Estado. La Iglesia brasileña ya se prepara con iniciativas como la Campaña de la Fraternidad, enfocada en la ecología integral, y actividades en Radio Nazaré para involucrar a las comunidades. “La Amazonía es hogar de pueblos que la cuidan desde hace siglos”, destacó el arzobispo, urgiendo compromisos globales más ambiciosos.
Un puente con las Antillas
El cierre estuvo a cargo de monseñor Francis Alleyne, obispo de Georgetown (Guyana), quien resaltó la conexión entre la Conferencia Episcopal de las Antillas (AEC) y la Amazonía. La AEC, que agrupa 21 jurisdicciones en el Caribe y países como Guyana y Surinam, ha participado en el Sínodo Amazónico y el de la Sinodalidad, además de colaborar en la creación de la Ceama. “Nos necesitamos unos a otros”, afirmó Alleyne, emocionado por el aprendizaje compartido en este encuentro. Para él, la comunión entre regiones fortalece la misión universal de la Iglesia.
Una Iglesia que camina unida
La conferencia dejó un mensaje poderoso: la Amazonía no solo enfrenta desafíos, sino que es un faro de esperanza y fe. Desde la educación intercultural hasta la defensa de los derechos humanos, la preparación para la COP30 y la colaboración con las Antillas, la Iglesia amazónica sigue tejiendo redes de solidaridad. Como dijo monseñor Cob, “los sueños compartidos se hacen realidad”. Y en la Amazonía, ese sueño es un futuro donde la vida, la fe y la naturaleza florezcan juntas.