El Papa León XIV, en un gesto de profunda solidaridad, expresó sus condolencias por las más de 800 personas que perdieron la vida tras el devastador terremoto de magnitud 6 en la escala de Richter que sacudió el este de Afganistán la noche del domingo
Este trágico evento, que también dejó aproximadamente 1.500 heridos y un número aún indeterminado de desaparecidos, ha sumido al país en luto y ha desencadenado una crisis humanitaria en una región ya marcada por décadas de conflicto y dificultades económicas.
El sismo, cuyo epicentro se localizó a 27 kilómetros al este de la provincia de Nangarhar, a una profundidad de solo ocho kilómetros, según el Servicio Geológico de Estados Unidos, causó una destrucción generalizada en distritos como Nurgal, Sawkay, Watapur, Dara Pech y Chapi Dara.
La poca profundidad del terremoto, combinada con la fragilidad de las construcciones locales —muchas de adobe y piedra— contribuyó a la magnitud de los daños, con aldeas enteras reducidas a escombros. Dos réplicas de magnitud 5,2, registradas poco después, agravaron aún más la situación, dificultando las labores de rescate y aumentando el temor entre los sobrevivientes.
Un mensaje de esperanza y solidaridad desde el Vaticano
En un telegrama firmado por el Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado de la Santa Sede, el Papa León XIV manifestó estar “profundamente afectado” por la tragedia. “Su Santidad el Papa León XIV ofrece fervorosas oraciones por las almas de los fallecidos, por los heridos y por aquellos que aún están desaparecidos”, se lee en el comunicado. El Pontífice, conocido por su cercanía con los más vulnerables, encomendó a las víctimas y a sus familias a la “providencia del Todopoderoso”, pidiendo fortaleza para quienes enfrentan el dolor de la pérdida.
El mensaje papal también destacó la labor incansable de los equipos de emergencia y las autoridades civiles, a quienes expresó “su más sincera solidaridad”. “El Santo Padre se une espiritualmente a todos aquellos que lloran la pérdida de seres queridos y a quienes trabajan arduamente en las operaciones de rescate y recuperación”, afirmó el telegrama.
Este gesto no solo refleja el compromiso de la Iglesia con el acompañamiento espiritual, sino también su llamado a la acción solidaria en momentos de crisis.
Una región vulnerable enfrentando una nueva tragedia
Afganistán, un país que ha enfrentado años de conflicto armado, inestabilidad política y desastres naturales recurrentes, se encuentra particularmente vulnerable ante eventos como este. Las viviendas en las zonas rurales afectadas, construidas en su mayoría con materiales tradicionales como adobe y piedra, no están diseñadas para resistir movimientos telúricos de esta magnitud.
Según la agencia afgana de noticias Khaama Press, la combinación del hipocentro superficial y la fragilidad de las construcciones provocó el colapso de comunidades enteras, dejando a miles de personas sin hogar en un momento en que las temperaturas nocturnas comienzan a descender.
Las operaciones de rescate, lideradas por autoridades locales y apoyadas por residentes, enfrentan serios desafíos. Deslizamientos de tierra han bloqueado carreteras clave, dificultando el acceso a las zonas más afectadas. Zabihulá Muyahid, viceministro de Información y portavoz de los talibanes, aseguró a través de su cuenta en la red social X que “los funcionarios locales y los residentes están involucrados en las labores de rescate y se utilizarán todos los recursos disponibles para salvar vidas”. Sin embargo, la falta de infraestructura moderna y los limitados recursos médicos en la región complican la respuesta inmediata.
El rol de la Iglesia en la ayuda humanitaria y solidaridad
La tragedia en Afganistán ha vuelto a poner de manifiesto el papel de la Iglesia católica como una voz de consuelo y apoyo en momentos de sufrimiento global. El Papa León XIV, siguiendo la tradición de sus predecesores, ha utilizado su plataforma para visibilizar las necesidades de las víctimas y movilizar la solidaridad internacional. Organizaciones católicas como Cáritas Internacional ya han comenzado a coordinar esfuerzos para enviar ayuda humanitaria, incluyendo alimentos, mantas y suministros médicos, a las zonas afectadas, aunque el acceso sigue siendo un obstáculo importante.
Además, el Papa ha instado a la comunidad internacional a no olvidar a Afganistán en este momento crítico. En su mensaje, hizo un llamado implícito a la cooperación global para apoyar no solo la recuperación inmediata, sino también la reconstrucción a largo plazo de las comunidades devastadas. Este enfoque refleja la enseñanza de la Iglesia sobre la interdependencia humana, un tema que el Pontífice ha destacado en otras ocasiones, como en su reciente intención de oración para el mes de septiembre, en la que pidió reflexionar sobre nuestra conexión con todas las criaturas y el cuidado de la creación.
Un contexto de dolor y resiliencia
El terremoto en Afganistán no es un hecho aislado, sino una tragedia que se suma a los numerosos desafíos que enfrenta el pueblo afgano. La región de Nangarhar, conocida por su rica historia pero también por su exposición a desastres naturales, ha sido escenario de otros sismos en el pasado, como el devastador terremoto de 2002, que dejó miles de víctimas. La combinación de inestabilidad política, pobreza generalizada y la presencia de grupos armados ha dificultado históricamente la preparación y respuesta ante este tipo de emergencias.
A pesar de estas dificultades, la resiliencia de las comunidades locales ha sido notable. Vecinos y voluntarios trabajan codo a codo con los equipos de rescate, utilizando herramientas rudimentarias para buscar sobrevivientes entre los escombros. Organizaciones internacionales, incluidas agencias de la ONU, han comenzado a movilizarse, aunque la comunidad global aún enfrenta el reto de coordinar una respuesta efectiva en un contexto de acceso limitado y recursos escasos.
Un llamado a la oración y la acción
El mensaje del Papa León XIV no solo busca consolar, sino también inspirar acción. Al encomendar a las víctimas a la providencia divina, el Pontífice invita a los fieles y a las personas de buena voluntad a unirse en oración por los afectados, pero también a contribuir con gestos concretos de caridad. Este llamado resuena con la misión de la Iglesia de ser un faro de esperanza en medio de la adversidad, promoviendo la dignidad humana y la solidaridad global.
A medida que las labores de rescate continúan y el alcance total de la tragedia se hace más evidente, la comunidad internacional tiene la oportunidad de responder con generosidad y rapidez.
El Papa León XIV, con su mensaje de condolencia, reafirma el compromiso de la Iglesia con los más necesitados, recordándonos que, incluso en los momentos más oscuros, la esperanza y la fraternidad pueden abrir caminos hacia la recuperación.